Cholo soy y no me complazcas Viernes, 6 marzo 2015

10 motivos por los que como heterosexual apoyo la Unión Civil

Hernán Migoya

Escritor y guionista español. Ya está a la venta su nueva novela, "La flor de la limeña" (Planeta Perú).
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Foto que me tómo el periodista Antonio Capurro esta semana para una campaña de www.pluralperu.com

1.

Porque Dios creó el mundo, todas las cosas y a todos los seres vivos. Por tanto, también creó a los homosexuales (antes que la institución del matrimonio, seguro). Por tanto, como criaturas suyas que son, a Dios le haría feliz que los homosexuales se sientan felices siendo ellos mismos, porque no le hacen daño a nadie ni representan ninguna amenaza, salvo para aquellos que tienen miedo de ser como ellos.

 

2.

No existe nada en la vida que sea contranatural: Dios no hizo a los hombres con capacidad de volar (ni a las mujeres tampoco). Sin embargo, los seres humanos han construido aparatos para volar, contradiciendo el decreto divino de que el ser humano no vuela. Antes de que se generalizase el uso del avión, para muchas personas volar era contranatural. Hasta a mí me lo parece, ¡de ahí mi maldita fobia! Pero hasta donde yo sé, hoy día los creyentes siguen tomando aviones, pese a que el ser humano no debería poder volar porque no nació con ese don divino, que se ha ganado por méritos propios con su ingenio e inventiva.

 

3.

La evolución humana se basa siempre en rebelarse contra las leyes y obstáculos de la Naturaleza y vencerlas. Por eso el ser humano ha llegado hasta la Luna: porque no se ha pasado toda la vida cazando bisontes ni amamantando bebés, es decir, aceptando el determinismo obvio. La lucha del ser humano consiste en vencer sus instintos biológicos mientras se dedica a cuestiones que mejoren y amplíen su intelecto y el Bien Común. Esos instintos biológicos no se pueden suprimir, pero se puede convivir con ellos. Heterosexuales, homosexuales y todo tipo de personas poseen instintos que la mayoría de veces no han decidido por su propia voluntad. Es ridículo estigmatizar a alguien por algo sobre lo que no ha tenido elección.

 

4.

Todos los seres humanos tienen derecho a casarse y aburrirse en el matrimonio. Y luego a ponerle los cachos a la pareja, y luego a reconciliarse, y luego a seguir aburriéndose juntos. Con la ventaja de que los matrimonios gays no propiciarán una infidelidad que conlleve un embarazo fuera del hogar… y por tanto ningún bebé inocente pagará por el pecado adulto, como sí ocurre a menudo en la infidelidad heterosexual.

 

5.

Si las personas heterosexuales podemos divorciarnos y casarnos con papeles las veces que queramos (es decir, la sociedad civil nos permite EQUIVOCARNOS) e incluso en muchos casos hemos asumido que subiremos al Cielo sin ningún remordimiento ni sentimiento de culpa para encontrarnos allí seguramente con todas nuestras ex parejas juntas… ¿Por qué las personas homosexuales no van a poder siquiera casarse una vez? ¿Y por qué no llamar matrimonio a su unión, si así se llama la unión civil de los heterosexuales? Como católico, a mí me parecería sin duda más sacrílego llamar matrimonio a cualquier unión no religiosa que diferenciar si ésta se trata de una unión hetero o gay… Pues mientras la sociedad no refrende también el derecho de los ciudadanos homosexuales a equivocarse en sus nupcias, al menos debe permitir que la unión del mismo sexo sea reconocida y obtenga los mismos derechos que la heterosexual. Seguramente a la obtención de esos derechos les anima un amor más verdadero que el que hay detrás de muchas bodas heteros, como hemos visto hace poco.

 

6.

Las parejas gays suelen ser mucho más divertidas y desprejuiciadas que las heteros: los hombres no se pasan el día bebiendo cerveza y hablando de fútbol, por ejemplo. Si algún día os separáis a los 40, querréis tener cerca a vuestros amigos gays, porque son casi los únicos que la siguen pasando estupendamente a esa edad. La verdad es que en este caso, no sé si resulta buena idea el permitirles que se casen y jodan sus divertidísimas vidas de solteros… Ah, es verdad, que esto no va sobre nuestros propios intereses ni cómo les estereotipamos: SON ELLOS LOS QUE DEBERÍAN PODER DECIDIR, ¿VERDAD?

 

7.

Con el desarrollo y la globalización, cada vez habrá más posibilidades de controlar el crecimiento de la especie humana: por tanto, el perjuicio que cause la población gay al mantenimiento de la especie será siempre mínimo. Y en caso de urgencia planetaria, siempre se nos puede incentivar a los heteros que no tenemos hijos a procrearlos por “deber hacia la Humanidad”.

 

8.

Porque no hay heterosexuales ni homosexuales: solamente personas. La sexualidad es un ámbito mínimo de la personalidad y a veces es un error sobretipificar a todo el mundo.

 

9.

Porque los homosexuales no son «maricones»: son ciudadanos de derecho en una democracia y deben poder elegir libremente acceder a los mismos derechos que todos los demás ciudadanos tenemos.

 

10.

Porque, ¿quién coño somos nosotros para decirle al prójimo lo que debe hacer o no con su propia vida? Como si la nuestra fuese perfecta.

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Mañana sábado 7 de Marzo, marcha en Lima por la Unión Civil que arrancará a las 15.00 horas en la Plaza Washington.

Hernán Migoya

Escritor y guionista español. Ya está a la venta su nueva novela, "La flor de la limeña" (Planeta Perú).