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Si te gustan Neruda y Benedetti… ¡Ricardo Arjona te encantará!

Hernán Migoya

Escritor y guionista español. Ya está a la venta su nueva novela, "La flor de la limeña" (Planeta Perú).

Cuando era joven, como tanto otros adolescentes de todos los géneros y gustos, estaba loco por conseguir follar. Y para ello, también como la mayoría, recurrí a todo tipo de estrategias:

  • apuntarme a manifestaciones contra la privatización de la enseñanza y a marchas anticapitalistas,
  • intentar hacerme líder estudiantil,
  • gritar mi ferviente admiración por el Che Guevara y el Subcomandante Marcos,
  • guionizar historietas y –cuando vi que ser guionista de cómics no atraía absolutamente A NADIE– rodar cortometrajes
  • y, por supuesto, escribir versos malos. ¡Muy malos!

Tan malos debían de ser que no logré perder la virginidad hasta los 19 años en manos de una novia francesa, y sólo porque no entendía una puñetera palabra de esos versos cuando se los recité. Si los hubiera entendido, seguramente seguiría siendo virgen.

Todos estos esfuerzos denodados por destacar como varón «sensible» y «comprometido» no me sirvieron pues de gran cosa… salvo para reconocer cuando otro hermano humano utilizaba la misma estratagema. Es decir, cuando algún lobito disfrazado de cordero se las daba CON EXCESIVO ÉNFASIS de artista hipersensible o de solidario con el planeta con una sola finalidad: llevarse chicas a la cama.

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He conocido a varios ¡muchos! así, desde el líder «espiritual» que pretende –y muchas veces logra– reunir en torno suyo un ejército de seguidoras sumisas que lo idolatran a esos escritores y críticos con aura de pretenciosidad que ponen semblante grave cuando hablan pero son incapaces de mirar a los ojos de sus interlocutores, debido al terror que en el fondo sienten a que adivinemos que sólo venden humo…

Por eso desde niño nunca entendí por qué nadie desenmascaraba a Pablo Neruda y a Mario Benedetti

¡Estos dos lo que querían al escribir semejantes cursiladas era follar!

No es un objetivo innoble: hasta mi adorado Joan Manuel Serrat ha reconocido que se hizo cantante para conocer chicas. Y de vez en cuando también se le escapa a su mastodóntico talento algún ramalazo casi reggaetonero regado con sangre caliente de heterosexual ibero babeando por una chavala: “Hacia donde señalan tus pezones voy a toda pastilla dando gas a la moto” escribió y cantó nuestro noi a una edad ya muy respetable.

¿Pero existen versos más infames que ese humillante y sinvergüenza “vuelvo a ti porque nada encontré mejor” que cantó Nino Bravo y le compuso, yo creo que con mala uva, el gran Manuel Alejandro?

Pues sí, hay varios poetas que han compuesto versos más infames…

Neruda, ese violador tan romántico

skribalia com

Pablo Neruda, con pipa y un cierto aire de vividor burgués y hitchcockiano, su imagen más popular. Imagen: www.skribalia.com

Desde siempre, los versos más populares de Pablo Neruda me han parecido simples maquinaciones tramposas para lograr la atención femenina y nunca logré entender su entusiasta aceptación popular.

Sus 20 canciones de amor y una canción desesperada parecen 21 poemas de un desesperado, más bien, por llevarse a una moza entre las sábanas.

Y su Poema 15, con ese célebre “Me gusta cuando callas porque estás como ausente”, ha terminado por ser una parodia involuntaria de la expresión machista “calladita estás más guapa”.

¡Quién se lo iba a decir al heroico Pablo!

Pero tiene versos que dan ganas de pasarle un pañuelo por la frente para secarle el sudor y que deje de sufrir de lo arrecho que se pone. Como el que abre su poema Amor, donde se explaya feliz: “Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte la leche de los senos como de un manantial…”. De hecho su obsesión por los senos sólo encuentra parangón en la de Tinto Brass por los traseros. Una breve muestra:

“Hermoso es ver el tiempo que corre como el mar contra una sola proa formada por tus senos y mi pecho, por tus pies y mis manos”. Oda a la pareja.

“Que en mi barco amarillo tiemblen tus senos locos”.

Vírese.

“Se parecen tus senos a los caracoles blancos”.

Poema 8.

“Y tienes hasta los senos perfumados”.

Poema 14.

“Cuando puse en tus senos mis orejas, mi sangre propagó tu sílaba araucana”.

Tus pies toco en la sombra y otros poemas inéditos.

“Y no sólo tus senos amo sino el otoño”.

Soneto LXXXV de Cien sonetos de amor.

“Mi fea, dónde están escondidos tus senos?”.

Soneto XX del mismo volumen.

A estas alturas no cabe duda de que Neruda debía de ser un mujeriego empedernido, y la prensa nos lo confirma.

Un mujeriego que, por cierto, también escribió “No me gusta el hombre sin mujer, ni la mujer sin hombre”.

¡Maldito Nobel heteronormativo!

Aunque cuando uno empieza a escarbar y descubre que este mito de la poesía romántica fue además violador por propia confesión en sus memorias de 1974, Confieso que he violado vivido, se le quita a uno las ganas de seguir averiguando de él. Así describe cómo forzó a una sirvienta en Ceilán, donde Neruda ejercía de cónsul:

“Una mañana, decidido a todo, la tomé fuertemente de la muñeca y la miré cara a cara. No había idioma alguno en que pudiera hablarle. Se dejó conducir por mí sin una sonrisa y pronto estuvo desnuda sobre mi cama. Su delgadísima cintura, sus plenas caderas, las desbordantes copas de sus senos, la hacían igual a las milenarias esculturas del sur de la India. El encuentro fue el de un hombre con una estatua. Permaneció todo el tiempo con sus ojos abiertos, impasible. Hacía bien en despreciarme. No se repitió la experiencia”.

Tal vez para esa mujer violada compuso su lamento que decía:

 “por qué se me vendrá todo el amor de golpe cuando me siento triste, y te siento lejana…”.

Lo dicho: un romántico.

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Que no lo vea Philip Butters… Imagen: www.correo.pe

Y encima, estalinista, con algunos versos repulsivos, como los de su Canto general de 1950: “Stalin alza, limpia, construye, fortifica / preserva, mira, protege, alimenta, / pero también castiga. / Y esto es cuanto quería deciros, camaradas: / hace falta el castigo”.

Ojalá alguien te hubiera castigado a ti, Pablo Neruda.

Veni, Vidi, Benedetti y su Olivetti

Mario Benedetti

Retrato de Benedetti. Imagen: www.rebeldemule.org

Lo de Benedetti ya es punto y aparte. Los poemas de Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia parecen escritos para que una mujer le adopte. Aunque él juraba que sus poemas cursis no los había publicado, la realidad es que con los publicados ya tiene para alimentar un siglo más de ñoñería crónica en la cabeza de millones de personas.

Cada vez que le leo me recuerda a aquel chaval de un pueblito catalán que en Barcelona se hacía pasar por argentino (¡con éxito!) para seducir con su acento porteño catalanas impresionables.

Ese “es tan lindo saber que usted existe” de Hagamos un trato parece la carta de presentación de un tremendo calavera descarado que pretende arreglar la noche en un minuto en cualquier bar, y su “Ay no me tientes que si nos tentamos no nos podremos olvidar” de Ella que pasa parece la protesta de un viejo verde adinerado en un lupanar donde han llegado nuevas profesionales.

El escritor colombiano Luis Fernando Afanador resume a la perfección aquí la frustración que nos genera ese tipo de cursilerías. Como bien señala, “no le perdono a Mario Benedetti su impunidad. Uno no puede titular un poema ‘Yesterday y mañana’ y no haber ido a la cárcel”.

¿Y qué decir de “Te quiero para volvernos locos de risa, ebrios de nada y pasear sin prisa por las calles, eso sí, tomados de la mano, mejor dicho… del corazón”.

Ese mejor dicho… del corazón es la típica solución de urgencia que se le ocurre a cualquier persona con libro publicado cuando se ve obligada a expresar una dedicatoria halagadora a un/a fan y debe improvisar en medio minuto. ¡Ni siquiera tiene sentido del humor, es 100% redactado en serio! Dios mío, apiádate de nosotros y mátanos a todos.

Al menos, Paulo Coelho no presume de profundo, él va a lo suyo, que es consolidar su secta… La indiscriminada y masiva difusión por internet de benedettianas que harían sonrojar al Armando Manzanero más meloso ha llegado a tal punto que la paternidad de frases como “Yo amo , tú amas, él ama, nosotros amamos, vosotros amáis, ellos aman. Ojalá no fuese conjugación sino realidad” es discutida en foros de internet entre quienes creen que tal aserto fue obra de Benedetti y quienes saben que su autor real fue… Cantinflas.

O “Qué buen insomnio si me desvelo sobre tu cuerpo”, una declaración que ni Ford Farlaine ni el concursante más garrulo de Jersey Shore se atrevería a hacer, extraída del poema No te salves (reconozco que el título del poema sí me encanta).

Y no sigamos, porque me deprimo demasiado… Además, nos falta el más digno heredero de Neruda y Benedetti… ¡Ricardo Arjona!

¡Tú di que eres de izquierdas, Ricardo!

venevision com

«Te voy a comer hasta la pepitilla y a tragarme tu ensaladilla». No, no somos rivales para la creatividad de este gañán con mirada de vasco en celo. Imagen: www.venevision.com

La primera canción que oí del guatemalteco Ricardo Arjona fue Historia de taxi y me sorprendió la desfachatez con que soltaba frases de piropeador callejero y rijoso vestidas de poesía urbana a lo Sabina. La letra da para un artículo entero: ese “el escote en su espalda llegaba justo a la gloria” o “una lágrima negra rodaba en su mejilla mientras que el retrovisor decía “¡Ve qué pantorrillas!” o “para describir lo que hicimos en la alfombra sí basta con resumir que le besé hasta la sombra”. En fin…

¡Confiesa, Ricardo, tú te metiste a cantar para follar! ¡Serrat para conocer mujeres y tú, para follar lo que se mueva! Al menos Serrat disimulaba un poco con las letras, coño…

Eso sí, al contrario de lo que argumenta alguno de sus críticos, sus rimas no son “insulsas”. Al contrario: ¡son tremendamente graciosas! Lo que sucede es que no se corresponden casi nunca con la presunta intención lírica que tiene el autor de expresar emociones hondas y conmovedoras. ¿O me van a decir que el pareado “Ella mueve su cintura al ritmo de un tam-tam y él se va divorciando del Tío Sam” en Ella y él no es de morirse de la risa? Arjona será muchas cosas: absurdo, surrealista, vulgar, estrafalario… ¡pero insulso jamás!

No me quiero cebar con el pobre Arjona porque ya otros le han sacad0 la debida punta. Realmente, componer “Yo era el portero del edificio 32 (…) Te saludaba con mi cara de asustado mientras le pedía a Dios que se tapara el excusado” o “Me gusta verte en la cocina con sartén en la mano, que me sirvas un vaso de leche con un te amo” son hitos del ridículo involuntario. Aquí tienen otro buen repaso a su desvergonzada creatividad.

Lo triste es que él sí genera marchas en su contra y críticas cabreadas ¡escritas en serio! y ligeramente clasistas, mientras sus maestros jedi pasan piola con su machismo y su cursilería.

¡No es justo!

Sí, Ricardo Arjona es malísimo, pero hasta cierto punto las reglas de la música pop permiten con mayor flexibilidad su enfoque descacharrante: las letras del pop pueden ser ridículas y funcionar -eso lo saben desde The Beatles a Mecano-, forma parte del encanto del formato… ¡pero la poesía es otra cosa!

Y si a alguien tan relamido y prepotente como Rodolfito Páez le jodió su éxito, ya hace que me caiga mejor. Menos mal que el gran Charly García supo poner en su sitio al arrogante rosarino.

Por suerte, no soy el único que opina así sobre el bardo semental:

“Fito Páez tuvo una pelea mediática con Arjona. Polemista experimentado, Fito salió a buscarlo con toda la fe del mundo… y lo encontró. Vamos a decirlo claramente: Arjona lo destrozó. Ni el más acérrimo de los fans de Fito pudo dejar de reconocerlo”.

Tal vez la solución para que Ricardo Arjona sea un artista más considerado entre nosotros pase simplemente por hacerle declarar un día ante los medios, con gesto suspirante y preocupado, que es de izquierdas y que está comprometido con el pueblo y la causa proletaria.

Al fin y al cabo, sucede lo mismo con mucha de la prestigiosa (y ya no tan nueva) ‘nueva trova’ cubana si uno se pone a escucharla ahora: cuando te olvidas de qué estás escuchando, algo dentro de ti se revuelve y grita: “¡¿Pero qué porquería es esto?!”, y de pronto estás absolutamente creído de que alguien está haciendo sonar un disco infecto de rock cristiano. Pero no, es nueva trova, y al darte cuenta te relajas y piensas:

“Ah, no, vale, éstos son artistas comprometidos con su pueblo. Hay que ver, qué bonito y dulce y sensible cantan”.

O sea, a veces es la misma mierda que el rock cristiano, y uno lo acaba justificando con las mismas estupideces con que justifican su gusto los fans del rock cristiano. Al fin y al cabo, los revolucionarios y los fanáticos cristianos son muy parecidos, devotos de dos entes abstractos, Dios y el «pueblo», que además nunca les hacen caso: Dios está demasiado ocupado haciéndose la pedicura y el pueblo leyendo el Trome y bailando reggaetón.

Así que Ricardo, ¡hazte de izquierdas como Neruda y como Benedetti y te respetarán!

Hernán Migoya

Escritor y guionista español. Ya está a la venta su nueva novela, "La flor de la limeña" (Planeta Perú).