Cholo soy y no me complazcas , libertades , metaperiodismo , sociedad , viajes , webeo Viernes, 27 noviembre 2015

Cinco motivos por los que Lima es la mejor ciudad del mundo (y no son los que imaginas)

Hernán Migoya

Escritor y guionista español. Ya está a la venta su nueva novela, "La flor de la limeña" (Planeta Perú).
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Foto: www.limaeslinda.com

Si hay algo en lo que l@s hijoput@s asesin@s de Isis tienen razón es en que Occidente es una sociedad decadente.

Cualquier atisbo de problemática social o ideológica se deja de tomar en serio cuando el que la enuncia pone más entusiasmo en ver tonterías como Star Wars que en defender sus convicciones morales.

Y al mismo tiempo, el que se puedan ver tonterías como Star Wars garantiza que Occidente vive en una sociedad permisiva… pero ése es otro tema.

Casi todas las demás sociedades demócratas del mundo mueren por parecerse a Estados Unidos o Europa occidental en casi todo, sobre todo a la hora de hablar de libertades civiles (su mayor ventaja y motivo de admiración), mientras que en las demás cuestiones la vida de la ciudadanía mayoritariamente burguesa ha terminado convirtiéndose en un aburrimiento total. Y ahí es donde se equivocan los admiradores foráneos: porque en efecto, cuanto más se parezcan sus propios países en todo a Occidente, antes irán a la muerte en vida.

Sin embargo, Lima supone, para un extranjero (ya sabemos que para los locales es “la Horrible”), una ciudad fascinante, llena de estímulos, espontaneidad y vitalidad. Enumeremos las razones por las que yo considero que es la mejor ciudad del mundo (contando las ciudades que conozco, claro, de los países que he tenido la voluntad de visitar: España, Cataluña, Andorra, Francia, Gran Bretaña, Bélgica, Holanda, Alemania, Hungría, Estados Unidos, Canadá, Argentina y Bolivia… lo admito, no son tantos).

1. Lima es una ciudad de película… post-apocalíptica y sin el «post»

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The Day of the Dead. Foto: http://cdn2-b.examiner.com

En efecto, lo primero de Lima que impacta al visitante es la sensación de encontrarse en un decorado de película: a veces sientes que estás en Mad Max (sobre todo en el trayecto del aeropuerto a la ciudad), otras en Blade Runner (en las noches de garúa con los colores vivos y los edificios fantasmales de fondo, o cuando el esmog violáceo lo cubre todo) y otras en The Walking Dead; o, más específicamente, en The Day of the Dead de George A. Romero cada vez que uno visita el centro.

En todo caso, la sensación de formar parte de un mundo nuevo y casi sobrenatural, digno de la más original e inusitada propuesta fantastique, es maravillosa.

2. Puedes viajar en taxi a todos lados…¡Y sin cinturón!

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Foto: vía La Mula

 

El día que Europa introdujo el cinturón de seguridad obligatorio en los carros, la humanidad se fue a la mierda…

Obviamente se trata de una medida de precaución fenomenal para evitar a veces la muerte en los accidentes de tráfico… pero cuando te colocas un cinturón de seguridad ciñendo tu ente físico, simbólicamente estás también colocando una atadura en torno de toda tu personalidad. El cinturón de seguridad no sólo constriñe tu cuerpo sino también tu alma y reduce tu parte animal, tu yo rebelde, a la mínima expresión.

El cinturón de seguridad es el mejor símbolo de cómo en el mundo moderno pasamos de ser seres libres a esclavos de la sociedad. De cómo el capitalismo civil no respeta el aura de las personas.

Cuando estuve en Pucallpa en 2005, me maravilló ver matrimonios en motocicleta con bebés encajados entre el padre y la madre. Ni casco sobre las cabezas ni sentido común dentro de ellas, al parecer.

Sin embargo, con el tiempo yo he terminado haciendo lo mismo, aunque por suerte sin involucrar bebés: sólo me arriesgo yo mismo. No manejo, así que me muevo siempre con combis, metropolitanos o taxis, y ya prácticamente nunca me abrocho el cinturón de seguridad.

Y, aunque crezcan mis probabilidades de morir en un accidente, me siento mucho más vivo así.

Por no hablar de que la mayoría de cinturones en Lima dan auténtico asco y si uno lo cruza sobre su camisa, la tela se le pone perdida de sucia…

Eso, unido al hecho de que en los taxis limeños (y los que no son taxis pero ejercen como tales), el cliente puede fijar el precio ANTES de subirse al carro, convierte Lima en un paraíso para los usuarios de ese transporte. En los países occidentales, los retrasos de los taxis recaen económicamente sobre el cliente, obligándole a ir todo el rato pendiente del taxímetro y el itinerario, al ser víctima frecuente de estafas debido a que muchas veces se ve conducido por rutas erróneas y premeditadamente largas. Lo cual hace que se sienta en todo momento, durante todo el trayecto, un manojo de nervios y preocupaciones, y su alma se sepa susceptible de sufrir en cualquier instante un inminente ataque cardíaco.

3. El servicio es mil veces mejor que en España

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Foto: gestion.pe

 

En restaurantes, cafeterías y locales en general, el servicio en Lima es infinitamente más atento y mejor que en cualquier local equivalente de mi país y de muchos otros países. Los camareros, meseros, propietarios se acercan a la mesa a saludar, a ponerse a disposición del cliente y a asegurarse de que se siente a gusto y es bien servido.

Aquí en Lima me he quejado de detalles al mesero de los que jamás me hubiese atrevido a quejarme en España, porque sé que allí me hubiesen contestado con un encogimiento de hombros, con un “Es lo que hay” o con “Si no te gusta, te largas a otro sitio, figura”. Por no hablar de los escupitajos en las sopas, los insultos a mansalva y los envíos a la mierda en paquete exprés. Sin disimulo, eso sí: la franqueza es una de nuestras mayores virtudes (o defectos, según quien lo juzgue).

4. Los telos para parejas, muy económicos y frecuentados 

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Foto: vía perufail.com

 

Algo estupendo de la vida limeña es que sus ciudadanos, como buenos cristianos, tienen claro que, además de ir a misa, hay que acudir a menudo a un hostal para parejas. Supongo que lo hacen para salir de la monotonía sexual de hacer siempre el amor en sus propias casas: bravo por ello. En efecto, esposos y esposas, hay que tirar siempre en distintos sitios para que la libido no decrezca.

Seguro que las esposas están encantadas de que esos hombres piensen en su bienestar y las lleven de telo en telo para probar otras sábanas, que las de casa acaban siempre por aburrir.

Esa gran demanda de parejas deseosas de degustar otros escenarios para sus desfogues epidérmicos ha motivado que los precios de los hostales limeños sean bien económicos y estén al alcance de todos los corderos de Dios: desde 40 a 45 soles (apenas 12 a 15 euros) es posible conseguir una habitación decente para realizar indecencias.

En Barcelona un telo similar (de los pocos, escasos que allí existen específicamente para esas lides), está a un mínimo de 120 soles por habitación… y tampoco son nada del otro mundo.

Los limeños, como siempre, a la cabeza en cuestiones de modernidad, liberalismo y ofertas de ocio económico.

 5. Es facilísimo entrar a formar parte de la élite cultural y económica limeña 

A las pocas semanas de vivir en Lima, uno sabe que el mundo de la comunicación y la cultura está en manos de unas pocas familias poderosas con apellidos rimbombantes de las que salen casi todos los ciudadanos que se desempeñan en profesiones liberales o ejercen el poder en el país: artistas, periodistas, banqueros, jinetes de hípica, etc.

Además, casi todos han tenido relaciones sentimentales con todos, demostrando que son clanes de mentalidad progresista. Así que si tú eres hombre hetero y te haces amigo de un Álamo-Pinillo Robledales de los Olivares , por inventarnos un ejemplo, sabes que la mayoría de sus amigas habrán sido también ex parejas suyas y de un montón de artistas, periodistas, banqueros y jinetes de hípica. Con lo que si a tu vez te relacionas sentimentalmente con alguna, sólo con que te introduzcas en cualquiera de ellas, asimismo ellas te introducirán automáticamente a su círculo de amistades de élite.

Creo que si eres mujer también te sirve el mismo método, aunque las mujeres en Lima lo tienen más difícil, porque son más numerosas y más guapas. Y obviamente los gays y las lesbianas lo tienen mucho más fácil, pues, como todo el mundo sabe, no hay familia poderosa, pudiente, privilegiada o sensible a las artes que no nade en la abundancia de miembros homosexuales.

Queda pues demostrado que Lima es ciertamente la mejor ciudad del mundo, con mucha diferencia sobre la segunda (Cangas de Onís). Pese a todo, si eres limeño, obviamente te aconsejo que primero salgas a ver mundo y compares, como debemos hacer todos respecto a nuestro lugar de origen. Pero para alguien que venga de fuera… ¡Lima es lo mejor del mundo, aquí y en Lima!

Hernán Migoya

Escritor y guionista español. Ya está a la venta su nueva novela, "La flor de la limeña" (Planeta Perú).