Cuando las películas de Freddy Krueger eran consideradas cultura basura (El Búho dixit)

Hernán Migoya
Escritor y guionista español. Ya está a la venta su nueva novela, "La flor de la limeña" (Planeta Perú).Ay, ojalá los cinéfilos esnobs de hoy recordasen cómo los cinéfilos esnobs de hace 30 años menospreciaban y tildaban de mierda comercial, con el mismo criterio prejuicioso y petulante que ellos, películas que ahora los primeros consideran obras maestras o como mínimo mitos del Séptimo Arte.
En ocasiones no coincido con el periodista limeño El Búho en su criterio cinéfilo por moverse imbuido, a mi parecer, de un exceso de mitomanía: a mí me gusta juzgar la cultura de cualquier tiempo despojada de leyenda. Pero en su columna de ayer no podría entenderle mejor ni estar más de acuerdo con él y por eso saludo su talante culturalmente abierto.
Reproduzco a continuación un párrafo de dicho texto, El padre de Freddy Krueger, sobre el reciente fallecimiento del cineasta Wes Craven y en torno a su personaje más universal. Copio el extracto aquí, dado que sé que, de otro modo, muchos de esos cinéfilos esnobs no lo leerán jamás, porque antes se morirían que arriesgarse a ser sorprendidos comprando el diario Trome.
«En la universidad, mis amigos culturosos de izquierda se ‘rayaban’ porque iba al cine club a ver películas de Pier Paolo Passolini, Bernardo Bertolucci, Carlos Saura u Orson Welles, pero también con mi mancha de ‘lagartazos’ de Mirones asistía al cine del barrio a ver cintas terroríficas. Cuando vi la primera versión de ‘Pesadilla en Elm Street‘, y la comenté entusiasmado en San Marcos, me dijeron que estaba loco, que ‘me había vendido a la basura de Hollywood.
Por eso me iba al cine con mis patas de barrio«.
Sería bueno que todos seamos un poco más conscientes de que los mitos y leyendas no nacen siendo mitos y leyendas, sino que se construyen con el tiempo: y que una postura más tolerante y saludable hacia nuestra propia cultura popular permitirá que ésta no termine, como tantos elitistas desean, siendo decidida por unos pocos que quieren imponer su gusto sobre ese pueblo que dicen defender, pero al que solamente DESPRECIAN.
Más procrastinación
