Cholo soy y no me complazcas Martes, 3 marzo 2015

Si no te gusta la telebasura, tienes que leer este cómic peruano

Hernán Migoya

Escritor y guionista español. Ya está a la venta su nueva novela, "La flor de la limeña" (Planeta Perú).

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Como decía el buen Terencio, «Hombre soy; nada humano me es ajeno» (aunque suena mejor y más contundente la frase original en latín: «Homo sum; nihil humani a me alienum puto«), por eso no hago distingos a priori sobre la procedencia de la cultura que me atrae y alimenta, ya sea de masas o de élites que se sienten ajenas a esas masas. Mucha de la cultura de masas estadounidense es considerada en el Perú cultura elitista; y la cultura de masas peruana, lamentablemente, no es considerada cultura por casi nadie.

Desde los catorce años quise ser guionista de cómic y lo cumplí, porque el lenguaje de la historieta me fascinó siempre: de cultura popular para las masas en su origen (en efecto, su éxito hacía que antaño muy pocos considerasen el cómic una forma de arte) ha pasado a ser por contraste, con la salvedad del género superheroico y el consumo pantagruélico de viñetas en países como Francia, Italia y Japón, fuente de placer narrativo y visual para grupos relativamente minoritarios: ahora sí se considera arte.

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Hay algo más que lo diferencia de otros medios: por su inmediatez de producción y al mismo tiempo su ambición creativa, el cómic avanza temas, inquietudes y desarrollos formales que medios más masivos canibalizan a posteriori: el cine escapista de Hollywood de la última década bebe de argumentos y estilemas robados de los cómics de hace treinta y cuarenta años (suites de acción desmesurada, viajes en el tiempo, dimensiones ocultas, iconografía de personajes, convenciones de género).

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Si estamos hartos de la cultura basura local y lo expresamos públicamente con virulencia (y a veces, por desgracia, con demasiadas faltas de ortografía), debemos por fuerza interesarnos por los fenómenos culturales autóctonos que crecen al margen de ellaPanóptica: los últimos días del futuro es un oasis entre tanto lanzarredes rojiazul y mutantes colorinches, o sea, tanta cultura basura original USA. Su existencia es un milagro que se debe a la testarudez de sus dos creadores: el guionista César Santiváñez y el dibujante Hugo Espinoza, que con la periodicidad que pueden (el primer número es de abril de 2013) alumbran esta serie futurista de comic-books para público adulto a través de su propio sello, Dogma Editorial.

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Presentando Panóptica 4: Hugo Espinoza al micrófono.

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El presentador del evento, Óscar Berrocal Chunga y a su lado, César Santiváñez.

El pasado viernes se presentó el número 4, Alicia en el abismo/Instalación, en el Bar Cholo Art & Fun, aderezado el acto con apropiados aliños artísticos en los márgenes del mainstream: una muestra de escultura en tela de María Abaddon y una performance de Lima Shibari Crew, dedicada a la técnica estética del amarre, propia del bondage japonés.

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Un momento de la actuación de Lima Shibari Crew.

Panóptica presenta en cada entrega una historia  particular de ciencia-ficción ambientada en un futuro que se sabe a punto de perecer: se trata de una Humanidad con los días contados… y sus autores proponen qué podría suceder durante esa cuenta atrás. La obra demuestra un vuelo narrativo y gráfico por encima de lo habitual en el panorama historietístico actual.

Para empezar, Santiváñez podría denominarse el único guionista vocacional completo que yo conozco en el Perú. O sea, ese creador que no dibuja cómic, que se dedica en exclusiva a escribirlos para un dibujante. Su base es muy sólida, como es admirable tamaña determinación a vivir de su trabajo creativo en un país sin industria historietística (y mucho menos industria para guionistas de historieta); y Panóptica resulta un gran ejemplo de su capacidad para urdir dos hilos narrativos paralelos, el que marca el dibujo y el que sugieren los cartuchos de narrador, fundiéndolos cuando le conviene, muy à la Alan Moore.

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Agente del grupo ultra-ambientalista Evol-A, personaje de Panóptica que acompaña las presentaciones de la obra (Modelo: Alicia Vignes).

Espinoza por su parte aporta un grafismo muy atractivo y una seductora composición de página que recuerda a Frank Miller cuando se devanaba los sesos en ser rompedor. A veces el dibujo me retrotrae a Ronin, lo cual hace especialmente agradable esta lectura para todos los que crecimos leyendo tebeos en los 80.

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Este número 4 incluye una historieta complementaria que combina dibujo y fotografía, además de ofrecer una lectura interactiva donde el lector escoge el camino/página a seguir.

Así pues, habemus comici ci-fi: seamos constructivos y apoyemos esta iniciativa que contribuye al impulso de la nueva historieta peruana. Compren como yo el cómic (cada número a 6 soles), léanlo y disfrútenlo. O díganme que no les parece tan bueno como a mí me pareció: discutamos sobre él.

Pero eso será mil veces más interesante y enriquecedor para todos que pasarnos la vida despotricando de Esto es guerra.

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Todos los dibujos y la foto de portada son obra de Hugo Espinoza.

Hernán Migoya

Escritor y guionista español. Ya está a la venta su nueva novela, "La flor de la limeña" (Planeta Perú).