Cholo soy y no me complazcas Martes, 6 enero 2015

Los 5 detalles no tan idiotas que este año debería corregir el Metropolitano para ofrecer un servicio idóneo

Hernán Migoya

Escritor y guionista español. Ya está a la venta su nueva novela, "La flor de la limeña" (Planeta Perú).

luis castañeda lossio

Desde Útero invoco a Lucho Castañeda, con su dentífrica sonrisa de maestro de ceremonias salido de algún cabaret de Las Vegas (debería ir siempre ataviado con sombrero de copa plateado y un chaqué de lentejuelas: así adivinaríamos todos que no es Mudo, sino ventrílocuo), y solicito que mejore mi medio de transporte predilecto, el Metropolitano, en cinco absurdas memeces que a todos los usuarios nos haría la vida mucho más fácil.

 

1

Desde que viajo en este servicio, la información gráfica adherida en ventanilla, indicativa de qué pasajeros cuentan con preferencia en el uso de los exclusivos asientos rojos, está mal confeccionada: el texto bajo los dos primeros íconos no se corresponde con lo que éstos representan.

Véanlo:

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Aquí hay algo que no cuadra…

Es una pena que el diseñador no se diera cuenta de ese error garrafal antes de dar el visto bueno a la impresión masiva de los carteles. Y que la ilustre Sra. Villarán no los ordenase cambiar ipso facto durante su mandato, herida en su amor propio de misionera ilustrada. Yo creo que en el fondo los responsables del Metropolitano se piensan que los viajeros somos gilipollas y que nadie lee…

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Otro detalle interesante es la selección de las cuatro prioridades imbatibles para acceder al asiento rojo: se da por sentado, pues, que los “hombres con niños en brazos” no entran en ninguna categoría de acceso directo, ni siquiera si el hombre en cuestión sostiene dos, tres o hasta cuatro niños en los brazos, como el plural del enunciado podría hacer deducir… Tendrá que esperar de pie a que no queden aguardando a sentarse ni mujeres embarazadas, ni con niños en brazos, ni personas de la tercera edad ni con una discapacidad física. O tal vez podrá sentar al niño que transporta en brazos sobre un asiento rojo, pero él deberá continuar de pie…

Por su parte, las mujeres que cargan con su niño en la manta, colgado detrás o delante del cuerpo, tampoco tienen prioridad para sentarse, porque no lo llevan en brazos. Me pregunto qué tienen que decir a esto las Poblaciones Vulnerables… Yo apuesto a que es una señalización diseñada para poblaciones europeas, sin representatividad icónica de la diversidad real.

 

2

Viajar en Metropolitano es muy divertido, pero a veces te aboca a situaciones dramáticas que podrían terminar muy mal. No me extrañaría que en el Metropolitano cualquier día ocurra una desgracia…

Hace unas semanas, al arrimarse el bus donde viajaba a la plataforma del paradero de Balta, las puertas de vidrio de acceso no se abrieron, dejando a una pasajera embarazada atrapada en el estribo del andén. El chofer fue tan torpe que en cuanto la señora salió del autobús le cerró las puertas, impidiéndole el regreso al interior, y a punto estuvo el muy torpe de continuar la ruta si no le hubiésemos advertido a gritos.

El chofer volvió a abrir las puertas y la angustiada mujer subió otra vez al bus, pero enseguida el conductor arrancó su vehículo sin siquiera disculparse con ella, ni por el mal rato pasado por la usuaria ni por llevarla a la fuerza hasta un paradero más allá del que ella tenía planeado dirigirse.

Traté de comunicarme con el número de teléfono que se indica para reclamaciones, pero desde mi celular español me fue imposible…

Por favor, empresas gestoras del Metropolitano: inviten a los choferes a comunicarse más con el pasaje. Yo entiendo que a veces debe resultar terrorífico manejar una turbamulta apelotonada en el interior de un bus, pero anímenles a dar explicaciones a los pasajeros cuando éstas resulten necesarias y oportunas… antes de que algún incidente grave o mortal les imponga tal medida en el futuro.

 

3

No sé si la costumbre de que los buses se detengan en la letra del paradero que no les corresponde, obligándonos a los usuarios que esperamos en el andén a echar unas carreras repentinas y desesperadas, viene dada con el fin de descongestionar algún paradero concreto, o simplemente desean preparar a la ciudadanía para mantener nuestros reflejos alertas en caso de una probable e inminente invasión chilena.
Por favor, operarios del Metropolitano: ¡no nos despisten más ni nos obliguen a correr y deténganse en la sección del paradero que les corresponde! Y si hay demasiada gente esperando en alguno… ¡movilicen más buses!

 

4

Algunos indicadores de rutas (pienso en el Expreso 5 de Javier Prado, por ejemplo) corresponden a ese clásico del diseño que consiste en colocar el plano sobre el peor punto posible de la instalación, de tal modo estratégico que cuando un autobús llega y se abren las compuertas de acceso, la ruta queda oculta por éstas… impidiendo al usuario hacer cualquier consulta urgente sobre las paradas previstas del bus que acaba de llegar.
Dicha manía de situar la información del servicio en lugares que luego quedan ocultos por la propia infraestructura es seguramente una moda copiada de Polvos Azules, que cuando abre sus puertas corredizas también deja escondido el rótulo principal con su nombre.

No digo que no sea una moda interesante, pero tan poco práctica como llevar pantalones rotos.

 

5

Pero casi todos los problemas importantes del Metropolitano se resumen en uno: faltan unidades para dar salida a la gran masa de usuarios. Ir apretujados como en lata de sardinas no es un modo deseable de viajar y tampoco será un espectáculo agradable cuando se produzca un accidente.

Es obligación de las empresas gestoras y la municipalidad asegurarse de que los ciudadanos pueden viajar cómodamente y sin exponer su integridad física: por favor, fleten más unidades.

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Creo recordar que una vez de entre las mil que he utilizado el Metropolitano viajé con tanta distancia entre los pasajeros… Foto de commons.wikimedia.org

Hernán Migoya

Escritor y guionista español. Ya está a la venta su nueva novela, "La flor de la limeña" (Planeta Perú).