¿Es Paulo Coelho un mal escritor o es el Mal? 25 frases de su último libro para que tus amigos del Face te dejen de hablar

Decir que Paulo Coelho es un mal escritor es un cliché que circula en los salones literarios desde hace más de una década. Es el mismo cliché que se aplica a todo escritor que obtiene un éxito popular desbordante: lo mismo le pasaba a Stephen King en los 80, tratado por la crítica con exactamente el mismo desdén que hoy tratan a Stephenie Meyer.

Constituye un error y un delito de pereza mental usar el cajón de sastre del “mal escritor” con Coelho como pretexto para infravalorar su diabólica inteligencia (un tipo que se hace pasar por loco para que le dejen en paz en el manicomio donde le encierran no tiene un pelo de tonto) o minimizar el influjo planetario de su obra: su influencia en millones de personas es un hecho. Tampoco nos hallamos ante un escritor deplorable, recuerdo que el comienzo de 11 minutos me sorprendió por su concisión, efectividad y astucia para llegar a los lectores: Coelho es algo así como el Milan Kundera de los pobres.

Pero más que debatir su calidad literaria, me interesa saber si sus obras hacen bien al colectivo humano o, al contrario, siembran el Mal en la Tierra, porque más que como escritor, él se vende como gurú. Y durante muchos años ha sido una especie de líder de secta con una capacidad pasmosa para manipular a la masa.

Sólo he sido lector esporádico de su ingente producción: Verónika debe morir me pareció abominable y dañina para la libertad individual, Once minutos me sedujo y Las valkirias resultó un delirio digno de estudios patafísicos. Por eso y porque muchos periodistas culturales desprecian al brasileño para evitar tener que leerlo, me lié la manta a la cabeza y me gasté 59 soles en su última novela: Adulterio.

 

Un libro porno de autoayuda

Es interesante el paralelismo entre Kundera y Coelho (más allá de que ambos sean unos viejos verdes de consideración): el checo expone con frialdad -y rompiendo continuamente la pared con el lector- un sinfín de cuestiones filosóficas y morales, con recursos tan originales pero recurrentes que algunas (ahora demasiadas) veces termina pareciendo una parodia de sí mismo; el brasileño intenta hacer algo similar, pero aplicando sus reflexiones a un objetivo más egoísta: la felicidad propia. En ese sentido, su dialéctica es mucho más perversa… pero no menos interesante: por eso me parece también un error constreñirlo al marco de la subliteratura de autoayuda. Puede que mucha gente le lea con ese propósito, pero lo mismo ocurre en el fondo con miles de lectores (de estatus económico, social e intelectual más alto que los de Coelho, eso sí) de Kundera, de Auster o de Murakami. Sentirse ESPECIALES por la elección de las propias lecturas es un método muy común de autoayuda en personas que se descubren solas, vivan en pareja o no. Y casi todo el mundo se siente solo.

Adulterio (editado por Grijalbo) sí podría entrar rotundamente en esa categoría: el libro parece dirigido a mujeres en la mitad de su periplo terreno (de los 30 a los 50 años) que entran en crisis vital porque dejan de amar a sus parejas o se dan cuenta de que los niños y el trabajo, la tan cacareada autorrealización moderna, tal vez no lo sea todo. Curiosamente, en esta narración, la visión de un “creyente católico” como Coelho se revela liberal en grado sumo, ya que justifica la infidelidad aunque sea como medio de rebeldía contra una situación vivencial insatisfactoria, en este caso la de la sujeto en análisis: de nuevo establece la consecución de la felicidad propia como fin último de la existencia.

Pero lo más interesante es que a Coelho se le vuelve a notar una pulsión libidinosa muy exacerbada, palpable en la profusión de pasajes pornetes.

Al final, Adulterio aboga por la permisividad del individuo para consigo como vía de impedir que se autoflagele en demasía o se imponga un castigo de culpa excesivo. Aunque el adulterio no sea sino una manera de autoafirmar la validez de la realidad familiar previa (por tanto el mensaje es conservador, como son conservadoras todas las personas que sacralizan el matrimonio y los valores familiares incuestionados, nido de nepotismos), no resulta su conclusión tan dañina como cuando en otros títulos se pone a delirar sobre ángeles protectores y poderes ultraterrenos. Eso sí, de cuando en cuando se le escapa alguna indisimulada y puntual, pero no anecdótica, vena sádica y perversa de lo más preocupante, como ese obcecado y alarmante gusto por la crueldad de su protagonista hacia los animales.

En todo caso, 50 sombras de Grey es bastante más conservadora en su planteamiento que Adulterio.

La propuesta de Coelho ofrece una afirmación de vida: te está diciendo que seas conservador si quieres, pero que antes de autoconvencerte (y autolimitarte), vivas la alternativa: que amplíes la mira de tus vivencias. No veo nada malo en tal conclusión. Adulterio puede ser cuestionada cualitativamente (está llena de altibajos), pero hay cierta valentía en su tesis. Y se nota que Coelho sabe un cuanto de esa vida de la que escribe. Paradójicamente, yo juraría que sabe bastante más de la vida real, dura, transgresora y hedonista, que de la espiritual. Por eso algunas de sus frases «profundas» son tan parodiables.

A continuación, os regalo una selección de frases del libro, algunas absurdas, otras ingeniosísimas, para que exhibáis en vuestro muro y os terminen odiando todos vuestros amigos de Facebook.

 

25 frases de Adulterio para colgar en tu Facebook:

1. Conozco personas que se casaron por seguridad, por estatus, por dinero. El amor era lo último en su lista. Sin embargo, yo me casé por amor. Entonces ¿por qué hice lo que hice?
2. Entonces hago lo que siempre soñé, desde los tiempos de escuela. Me arrodillo en el suelo, bajo el cierre de su pantalón y comienzo a lamer su sexo.
3. Mamá, hoy estás un poco extraña. Tengo ganas de decir: sí, porque hice algo que no debía y aun así no me siento ni un poco culpable, sólo tengo miedo de ser descubierta.
4. Él gime de dolor y de placer, mientras yo lo masturbo con la mano libre, sintiendo el líquido caliente escurrir por mis dedos, que me llevo a la boca y lamo, uno por uno, para después frotarlos en su cara. Él pide más. Digo que ya basta. ¡Quien decide soy yo! Antes de dormir, me masturbo y tengo dos orgasmos seguidos.
5. Esperé tanto tiempo para comportarme como una tigresa y acabé siendo usada como una yegua.
6. “Todo vuelve a la normalidad” (de pareja) significa: nada será como antes, como en la época en que todavía éramos un misterio el uno para el otro.
7. …Un novio me pidió que cuidara a su poodle. Yo detestaba a ese perro. Tenía que compartir con él la atención del hombre que amaba. Yo quería todo su amor. Ese día decidí vengarme de aquel animal irracional, que en nada colaboraba con el crecimiento de la humanidad, pero cuya pasividad despertaba amor y cariño. Comencé a agredirlo de una forma que no dejara marcas: picándolo con un alfiler clavado en la punta de un palo de escoba. El perro gemía, ladraba, pero no paré de lastimarlo hasta cansarme. Cuando llegó mi novio, me abrazó y me besó como siempre. Me dio las gracias por haber cuidado a su poodle. Hicimos el amor y la vida continuó como era antes. Los perros no hablan.
8. “Pagar las cuentas. Comprar una casa como la suya o la mía. Tener un jardín con árboles, recibir a los hijos y a los nietos para la comida del domingo. Viajar por el mundo después de la jubilación. ¿Eso es lo que las personas desean de la vida? ¿Realmente es eso? Hay algo muy equivocado en este mundo, y no son las guerras en Asia o en el Medio Oriente.
9. …Un caballero fulgurante con la promesa de aventuras en tierras distantes es mucho más fuerte que tu deseo de que todo permanezca como está, aunque en las fiestas las personas te miren y comenten entre sí que mejor sería amarrar una piedra de molino a tu cuello y tirarte al mar, porque eres un pésimo ejemplo.
10. (Las mujeres casadas) compran ropa cara y fingen recato, aunque exhiban más sensualidad que una niña de dieciséis años, con la diferencia de que la niña sabe el poder que tiene.
11. Insinúa que es “infeliz en su matrimonio”, como hacen todos los hombres maduros, después de probar el vino y explicar exhaustivamente que son poderosos.
12. Tuve algunas clases de psicología cuando estaba en la facultad de periodismo. En una de ellas, el profesor (un hombre bastante interesante, tanto en clase como en la cama), dijo que existen cinco estados por los que el entrevistado pasará.
13. Le toma a Saturno 29 años volver al punto en el que estaba en el momento en que nacimos. Hasta que eso pasa, creemos que todo es posible, que los sueños se realizarán y que las murallas que nos rodean todavía pueden ser derribadas. Cuando Saturno completa el ciclo, el romanticismo desaparece. Las decisiones son definitivas y los cambios de curso pasan a ser prácticamente imposibles.
14. Intentamos demostrar que la vida sigue siendo interesante.
15. Yo estaba detrás de un romance perdido; él estaba movido por el instinto del cazador.
16. Los hombres traicionan porque está en su sistema genético. La mujer lo hace porque no tiene dignidad suficiente, y además de entregar su cuerpo acaba siempre entregando un poco de su corazón.
17. Encuentros breves, con el único objetivo de satisfacer el instinto sexual y sin ningún involucramiento emocional por parte del hombre, hicieron posible la preservación y la proliferación de la especie. Las mujeres inteligentes no deberían culpar a los hombres por eso. Ellos intentan resistir, pero son biológicamente propensos a actuar así.
18. Amar es convertir la esclavitud en libertad. Pero, por el momento, no consigo amar. Sólo siento odio. Y, por más absurdo que parezca, eso le da algún sentido a mis días.
19. Lo importante es conservar las apariencias. Y entiéndase por eso: no dejar que nadie se dé cuenta de que somos riquísimos.
20. Los nerds me hacían sentir una completa ignorante, una mujer sin ningún atractivo, y se interesaban más por la piratería en internet que por mis senos o por mis piernas.
21. No hay nada más aburrido que entrevistar a políticos. Habría sido mejor que me hubieran mandado a cubrir un crimen. Los asesinos son bastante más auténticos.
22. Tengo la droga (cocaína), debidamente probada (a lo que siguió un juramento de nunca más hacerlo, porque la sensación es increíble).
23. El amor no es solamente un sentimiento; es un arte. Y, como cualquier arte, no basta con la inspiración; también se necesita mucho trabajo.
24. Ir por ahí vendiendo una idea no es todo. Es necesario encontrar quién compre. Eso vale para los negocios, para la política y para el amor.
25. ¿Crees que toda esta belleza y majestuosidad caben en un cuadrito de película? Graba las cosas en tu corazón. Es más importante que intentar mostrar a las personas lo que estás viviendo.

Memes procedentes de la web www.risasinmas.com